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Ley de Eutanasia en Uruguay: Enfoque desde la Bioética

  • elenapasso
  • 19 oct
  • 2 Min. de lectura

Una sociedad que busca soluciones rápidas a temas complejos


En momentos en donde los que trabajamos en salud nos desvelamos por el bienestar de nuestros pacientes, buscando los tratamientos adecuados y acompañando especialmente a aquellos que se encuentran en situaciones muy complejas, los profesionales ponemos a su alcance, y en la medida en que es posible, todo lo innovador que ofrece el avance tecnológico sin olvidar que, para que sea un ejercicio clínico total, es necesaria la “ética del cuidado” de forma integral.

Pareciera que la sociedad actual busca de forma desesperada aniquilar con todo lo que no sea placentero, y de ese modo intempestivo, se lleva por delante a la persona doliente y sufriente, especialmente al final de la vida.

Ese momento que transitamos junto a nuestros pacientes es tan especialísimo como delicado y complejo. Por lo cual exige un tratamiento acorde a cada situación, sin perder de vista la dignidad de las personas, junto al dolor y sufrimiento por los que atraviesan, sabiendo también que su familia acompaña y desea lo mejor para la instancia final.

Cuando decimos que toda vida vale desde su concepción hasta la muerte natural, no desconocemos lo complejo que reviste cada una de esas situaciones.

El final de la vida de toda persona debe ser entendido en relación directa a su dignidad ontológica, junto al cuidado proporcionado y adecuado; tratando el dolor y eliminando el sufrimiento, y no al que sufre.

La “eutanasia” siempre es dar muerte de forma anticipada, aun cuando los eufemismos quieran disimular su connotación de muerte.

Desde cualquier análisis, el movimiento eutanásico terminará ofreciendo consecuencias negativas, aunque, tal es el significado etimológico de la palabra, en apariencias pareciera expresarse como “buena muerte”, la cual dista mucho de ser una muerte digna. Por lo tanto, proponer la eutanasia como “solución al sufrimiento” es decirle al paciente “no tengo nada más que ofrecerte, solo anticiparte la muerte”.

Los médicos propendemos al bien total de nuestros pacientes y de sus familias. Queremos acompañar el final de la vida evitando el dolor y el sufrimiento en la medida en que sea posible. Con el mayor humanismo y responsabilidad que cada persona necesita en ese momento transcendente de la vida. Sabemos que no es fácil ni sencillo, pero no por ello caemos en criterios utilitaristas o facilistas.

Necesitamos repensar esta situación a la luz de la verdad integral que lleve a promover el bien común. Cuidar de la vida no se agota en un analgésico o en una tarea de compasión, sino en un acompañamiento y cuidado integral tal cual espera de nosotros toda la sociedad.

Rogamos a la Virgen de Luján, patrona de nuestro país, que nos ilumine y nos guíe para que con sabiduría y compasión, podamos seguir acompañando y atendiendo a todas las personas encomendadas a nuestro cuidad profesional y humano.


Dr. Fabian Romano

Presidente del C.M.C. de Buenos Aires


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