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Reflexiones acerca del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo - 2020






Reflexiones acerca del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo - 2020

Dra. Elena Passo El día 17 de noviembre del año 2020 el Poder Ejecutivo envió para su debate en el Congreso de la Nación un nuevo proyecto de "Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo". Llama la atención el envío de dicho proyecto en un momento histórico para la humanidad como lo es la pandemia del SARS-CoV 19. Sumado a la inoportunidad de la presentación de dicho proyecto de ley, se agrega el hecho de que la práctica del aborto constituye una realidad en la República Argentina. A modo de ejemplo diremos que en el primer semestre del año 2019 se realizaron 3.577 Interrupciones legales del embarazo en la Ciudad de Buenos Aires. Esta información se obtiene del último informe del Programa de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de dicha ciudad y representaría un incremento del 47 % con respecto del mismo periodo del año anterior. Teniendo en cuenta nuestra triste realidad, con una sociedad empobrecida, dividida y que atraviesa una situación de pandemia y que la práctica del aborto se realiza de hecho en el sistema público del país, nos podemos preguntar: ¿cuál es el objetivo de este nuevo intento de legalizar el aborto en la Argentina? Los propulsores del proyecto saben que es inconstitucional, saben que ahonda la división de la ciudadanía, saben de la inoportunidad por la crisis sanitaria y social y aún así, en forma que nos impresiona como irracional, se alistan ciegamente atrás de la corriente ideológica que lo tiene como pilar. La masa exige y algo hay que darle y en este caso el algo no es un algo sino un alguien: el niño por nacer. Lo prometido es deuda y entonces la vida humana en su etapa inicial, se convierte en la moneda de cambio del accionar del poder político. Por otro lado, se supone que como ciudadanos tenemos derecho a exigir de una ley que siempre tenga como bien jurídico a tutelar el respeto y preservación de la vida humana sin ningún tipo de discriminación. Por sentido común, una ley es buena cuando está en favor de la vida, pero lejos de ello, este proyecto de ley implica la realización de procedimientos médicos orientados a la instrumentación de dos seres humanos: la madre y el hijo y como consecuencia de la realización del aborto la mujer puede quedar con heridas del alma y en algunos casos incluso corporales y el hijo o hija siempre morirá. Los dos en mayor o menor grado son víctimas, pero uno de ellos pierde la vida. Para matar a un ser humano el primer paso es la deshumanización, transformarlo en un algo y negarle que es un quien, no es casualidad que en este tipo de proyectos nunca se habla del hijo, del niño por nacer, del bebé, del paciente en edad gestacional, términos que para cualquier persona son habituales. Curiosamente la mujer tampoco corre mejor suerte, no se menciona que es madre, ni que es persona... En ocasión del Seminario sobre Ética en el Inicio de la Vida Humana realizado en octubre de 2019 en la sede de la Academia Nacional de Medicina expresé refiriéndome a la naturaleza del embrión humano que: "La realidad del ser humano desde la concepción hasta la muerte, presenta una plena cualificación antropológica y ética. Por lo tanto, al embrión humano no se le puede atribuir el poseer un cambio en la naturaleza, ni una gradación moral diferente al de todo ser humano y por lo tanto persona humana, con la consiguiente dignidad inherente que esto implica. Es necesario dejar en claro que, independientemente de la consideración que se realice sobre la personalidad del embrión y basándonos en el dato objetivo de la realidad biológica, se puede afirmar que estamos en presencia de un ser que constituye una realidad individual y que forma parte de la especie humana, por consiguiente, tanto su vida como su integridad son bienes a tutelar. Se puede hablar de diferentes estadios o fases del desarrollo humano pero no existen fases en la realidad ontológica y al tener el embrión humano una plena cualificación ontológica le corresponde el resguardo de su vida y de su integridad." Dicho esto, se puede concluir que una ley que pretende legalizar el aborto es ilícita y siempre lo será, por más que un día llegue a ser sancionada, ya que matar a un ser humano nunca podrá ser un derecho humano. Una sociedad que legisla en favor de la muerte cruza una barrera, donde el valor de la vida de todos adquiere un valor relativo. Hoy es el niño por nacer, pero mañana la víctima puede ser cualquiera. Así nos encontramos hoy, en medio de las penurias de una epidemia que para muchos fue despiadada, teniendo que salir nuevamente a manifestarnos en favor de la sacralidad de la vida humana y dejando en claro que para nosotros es un bien innegociable. La salud de una sociedad se ve en la forma en que se trata a los más vulnerables y nunca puede haber orgullo ni victoria en intentar la promulgación de una ley que busca la muerte programada de los niños por nacer, una ley de este tipo sólo promueve la muerte y la desolación. Otras noticias ORACIÓN POR LA VIDA - San Juan Pablo IIRetiro espiritual del CMC de Buenos Aires dirigido por el padre Andres Tello Cornejo realizado en la Parroquia Santa Julia el 5 de diciembre de 2020Misa del Día del Médico celebrada en la Parroquia Santa Julia el día 5 de diciembre de 2020.¿Por qué la Iglesia defiende las dos vidas?


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