Todo ocurrió como estaba previsto.
Como debía ser.
El primero fue Judas que inauguró el
destino
con las treinta monedas.
Después, el Sanedrín,
con Anás y Caifás,
que cumplió su mandato
al enviar al Cónsul
su testimonio público:
Ese Poncio Pilato
se lavó la conciencia
y se quedó en la historia
con las manos vacías.
En tanto el Nazareno
se acercaba al cadalzo
para entregar Su vida
por la nuestra.
Dr. Manuel Luis Martí
Miércoles de Ceniza 2021
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